lunes, 22 de julio de 2013

BODAS DE ORO DE LA ASOCIACIÓN DE “DAMAS DE LA SOLEDAD”

La idea de fundar esta Asociación fue sugerida y hecha realidad por el sacerdote José Muñoz Luengo, venido de la diócesis de Zamora, pero integrado perfectamente en la Ávila a la que perteneció hasta su muerte. Siendo él capellán de la comunidad religiosa de dominicas del convento de Mosén Rubí, fundó la Hermandad del Santísimo Cristo de las Batallas. Y cuatro años después, en 1956, cuando ya era Vicepresidente de la Junta de Semana Santa y Presidente de la Comisión Coordinadora de la misma, puso en marcha de hecho la Asociación de Damas. Era el momento oportuno, de acuerdo con lo dispuesto por la Sagrada Congregación de Ritos en este mismo año: el Sábado Santo quedaría como un día alitúrgico, de gran luto, sin rito alguno hasta la solemne vigilia Pascual de media noche.
El mismo 1956, antes incluso de haber confeccionado los Estatutos de la Asociación, salió por primera vez la procesión de las Damas de la Iglesia de Santo Tomé (hoy, iglesia de San Ignacio de Loyola) a las 8 de la tarde. Presidió la procesión la imagen de la Dolorosa, cedida para este acto por la cofradía de Nuestra Seora de las Angustias y Santo Sepulcro. Participó en la misma numeroso público, tanto de señora y señoritas que pertenecían ya a la asociación como de otras muchas personas devotas.
El año 1957 es el año de la fundación oficial de la mismo. A primeros de enero del año,  tenía ya redactados los Estatutos el sacerdote José Muñoz, el 3 de febrero aprobados por unanimidad en sesión de la Junta de Semana Santa celebrada en el Salón de actos del Ayuntamiento de Ávila. Diez días más tarde, el 13 de dicho mes, el obispo de la diócesis firma el decreto de aprobación, que se comunica al citado sacerdote que era quien lo había solicitado, en calidad de Vicepresidente de la Junta de Semana Santa y Presidente de su Comisión Coordinadora, por oficio de 14 de febrero del referido año. Unos días después, el Sábado Santo, sale la procesión de las Damas de la soledad, con más de trescientas inscritas de la iglesia de Mosén Rubí.
La Junta de la Asociación constituida de acuerdo con los Estatutos, se reúne con fecha 30 de diciembre de 1957, acordándose la adquisición de una imagen de la Soledad de Nuestra Señora. Al mismo tiempo, se decide que la imagen le sea encargada al escultor madrileño Eduardo Capa Sacristán. Para cumplir estos acuerdos de la Junta, José Muñoz Luengo, Padre Consejero Director de la  Asociación de acuerdo con los Estatutos, viaja a Madrid para entrevistarse con el Sr. Capa. En la conversación mantenida entre ambos convienen en que el escultor haga un boceto de la imagen, siguiendo las líneas de lo comentado. Un mes más tarde, el Sr. Capa envía información fotográfica del boceto hecho en barro y una carta. En sesión de la Junta de la Asociación celebrada el día 22 de febrero, se estudia la información sobre el boceto, se lee la carta, por la que el escultor ser compromete a tener terminada la imagen para la Semana Santa. La Junta lo aprueba.
El 31 de marzo, lunes santo, el P. Consejero Director se desplaza a Madrid para traer la imagen a Ávila, donde llega a las nueve de la tarde. En el atrio de la iglesia de San Pedro esperan sacerdotes, Damas de la Soledad y otras muchas personas. Es colocada en dicho templo, donde al día siguiente, 1 de abril por la tarde, lunes santo, es bendecida por el Dr. Santos Moro, obispo de Ávila, a quien acompaña entre muchas personas y personalidades, el Vicario General de la Diócesis y Presidente de la Junta de Semana Santa, Dr. Castor Robledo García. Cuatro Días más tarde, el día 5 de abril, sábado santo, sale por primera vez la procesión de las Damas de la Soledad, presidida por la nueva imagen, a la que acompañaron más de 500 asociadas.
La imagen costó setenta mil ptas., que se abonaron sin especial dificultad con la colaboración de todos los miembros de la Asociación. La imagen fue muy bien acogida por los abulenses, tanto por su belleza artística como por la emoción y devoción que despierta en quienes la contemplan. La imagen es de madera tallada y policromada, de 1,80 m. De altura y la Virgen aparece abandonada sobre si misma apoyándose en la cruz. La cruz está desnuda y glorifica. En todos los detalles de la figura se ve marcada la huella del supremo dolor. El rostro es la expresión sensible del estado anímico, sin duda lleno de un intenso sufrimiento y de una aceptación serena de lo previsto por Dios misericordioso. Por eso en su rostro *** el dolor y la serenidad. No hay en el cuerpo gestos llamativos de desvanecimiento, y sus ojos entreabiertos y su boca cerrada nos dicen bien alto que sufren en silencio, en silencio doloroso y corredentor. La túnica de la imagen es rosa pálido y su manto de verde oliva con matices grises, amor y esperanza.
En el año 1963, en sesión del mes de febrero se le dio a conocer al Consejo Rector de la Asociación, la concesión por parte e la Autoridad diocesana del traslado de la Asociación desde la capilla de Mosén Rubí, donde fue erigida inicialmente, a la Parroquia de San Pedro Apóstol, de Ávila, acordándose al mismo tiempo que la imagen de la Virgen pasaba de dicha capilla al citado templo parroquial donde se instaló definitivamente  con fecha 20 de marzo, víspera del Quinario en honor de Nuestra Señora de la Soledad. Este mismo año se editan las oraciones del Quinario, escrito por el benemérito sacerdote Don José Muñoz Luengo a quien Ávila debe importantes servicios y realizaciones.
En 1999  la Parroquia y la Asociación rindieron un merecido homenaje al Sr. Capa, entregando un diploma de reconocimiento y gratitud al escultor la Presidenta de la Junta Directiva Doña María Isabel Sanz, acto al que también asistió e intervino el fundador de la Asociación y el Padre Consejero Director de la misma D. Francisco López Hernández, Párroco  entonces de San Pedro. En dicho acto escuchamos con emoción las palabras del Sr. Capa quien con gran sencillez puso de relieve su alma de creyente traspasada a su obra. 

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